Cleopatra by Stacy Schiff

Cleopatra by Stacy Schiff

autor:Stacy Schiff [Schiff, Stacy]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2010-01-01T05:00:00+00:00


7

OBJETO DE HABLADURÍAS EN EL MUNDO ENTERO

«Será grande la reputación de aquellas mujeres cuyas virtudes o defectos anden lo menos possible en boca de los hombres».

TUCÍDIDES[1]

Esta vez no necesitó grandes dramaturgias. Antes de zarpar, Cleopatra sabía ya que Marco Antonio iba camino de Oriente, dispuesto al fin a ajustar cuentas con los partos, una campaña que llevaba cuatro años posponiendo. Cleopatra conocía las preocupaciones de Marco Antonio porque éste se las había confesado durante el desenfrenado invierno que habían pasado juntos, y por César conocía los detalles del plan original de la expedición. Durante su avance hacia Antioquía, Antonio reorganizó el territorio de Asia Menor en varios reinos que dejó en manos de sus aliados y hombres de confianza. Estableció una frontera estable; era vital asegurar la retaguardia antes de continuar hacia Oriente. Con ese mismo propósito, Antonio y Octaviano habían nombrado rey a Herodes al recalar éste en Roma el invierno anterior. Herodes, de ascendencia idumea y árabe, no era ni mucho menos el candidato más apto al trono de Judea. Si se hizo con la corona, fue más por tenacidad que por linaje. Ningún dinasta logró explicar mejor que él por qué le había sido fiel a Casio; con razón podía decirse que Herodes alcanzó el poder «con gran sigilo».[2] Antonio había conocido a su padre, también amigo de Roma, y había tenido trato con Herodes desde joven. Su relación personal era una buena garantía.

Oportunista sin paliativos, Herodes era un hombre temerario, experto en el arte de las huidas milagrosas. Las pruebas apuntan a que en Roma tanto Octaviano como Antonio estaban fascinados por él. No es casual que Herodes fuera igual de audaz a la hora de buscar fondos que a la de empuñar la jabalina; poseía el don de encontrar dinero debajo de las piedras. (Sus métodos eran bien conocidos entre sus súbditos). El Senado confirmó su nombramiento por unanimidad, tras lo cual Octaviano y Antonio lo escoltaron hasta el Capitolio en señal de deferencia. Los cónsules y los magistrados abrían el camino. Antonio comentó que el nombramiento redundaría en beneficio de la campaña de Oriente y, tras la subida al Capitolio, organizó un banquete en honor del nuevo monarca. Según algunos autores, Herodes fue rey en parte gracias a Cleopatra, ya que el Senado habría actuado movido tanto por su miedo a la egipcia como por su admiración hacia el rey. Era preferible que la región tuviera dos monarcas en lugar de sólo uno. Había motivos para temer a una reina vasalla al frente de un país rico, sobre todo cuando de ella dependía el suministro de grano de Roma.[3]

El miedo jugó también a favor de Cleopatra. Antonio no podía arriesgarse a un levantamiento en Egipto, y ella era la única capaz de hacer valer su autoridad en el reino. Pocos podían gobernar el país mejor que ella. Cleopatra zarpó de Alejandría con la seguridad de que Roma jamás podría vencer a Partia —un imperio rico, inmenso y bien defendido— sin su ayuda económica. En



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